Una
de las consultas que de forma más recurrente reciben los asesores es la
relativa a si existe obligación a darse de alta en el Régimen de
Trabajadores por cuenta propia o autónomos (RETA) cuando los ingresos de la
actividad económica que se ejerce son escasos o limitados y, en cualquier caso,
inferiores al Salario Mínimo Interprofesional.
La
creencia generalizada es precisamente esa, si los ingresos de la actividad no
alcanzan el límite del Salario Mínimo Interprofesional no existe obligación de
darse de alta en el RETA; pero, sin embargo, ello no es del todo exacto, y
en este comentario vamos a tratar de aclararlo.
Para
ello debemos señalar, en primer lugar, que con la ley en la mano, solo están excluidos del RETA los
trabajadores por cuenta propia o autónomos cuya actividad como tales dé lugar a
su inclusión en otros regímenes de la Seguridad Social.
Es
decir, y como punto de partida, si se ejerce una actividad como trabajador por
cuenta propia, o se está en el RETA o, en virtud de las características de la
actividad que se desarrolla, se está en otro régimen de la Seguridad Social,
tales como el del Mar o el del a Minería del Carbón.
Y
más concretamente, el Decreto 2530/1970, de 20 de agosto, por el que se regula
el régimen especial de la Seguridad Social de los trabajadores por cuenta
propia o autónomos, en sus artículos 2 y 3, señala que están obligatoriamente incluidos en el Régimen de Autónomos
(RETA) los mayores de 18 años que residan y ejerzan su actividad en territorio
nacional y que, de forma habitual, personal y directa, realicen una actividad
económica a título lucrativo, sin sujeción a contrato de trabajo.
En
el mismo sentido, la Ley 20/2007, de 11 de Julio, del Estatuto del Trabajo
Autónomo, señala en su artículo 1.1 que: “…
será de aplicación a las personas físicas que realicen de forma habitual,
personal, directa, por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y
organización de otra persona, una actividad económica o profesional a título
lucrativo, den o no ocupación a trabajadores por cuenta ajena”
Como
puede verse, de forma expresa y explicita no está plasmada en la norma la
exención de causar alta si los ingresos de la actividad económica que se ejerce
son inferiores al Salario Mínimo Interprofesional.
La
duda surge, por tanto, de la interpretación del concepto de "habitualidad" en
el ejercicio de la actividad económica que se exige al trabajador para su
inclusión en el RETA; puesto que la norma no explica qué debe entenderse por
ejercicio "de forma habitual" de una actividad económica.
Tanto
es así que la Disposición adicional cuarta de la Ley 6/2017, de 24 de
octubre, de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo, señala: "En
el ámbito de la Subcomisión para el estudio de la reforma del Régimen Especial
de Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos constituida en el Congreso de los
Diputados, y oídos los representantes de los trabajadores autónomos, se procederá a la determinación de los
diferentes elementos que condicionan el concepto de habitualidad a efectos de
la incorporación a dicho régimen. En particular, se prestará especial atención
a los trabajadores por cuenta propia cuyos ingresos íntegros no superen la
cuantía del salario mínimo interprofesional, en cómputo anual".
Pero,
mientras ese estudio del concepto de habitualidad a efectos de la inclusión en
el Régimen Especial de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos, la
visión más extendida es la que interpreta que no se entenderá ejercicio
habitual cuando los ingresos de la actividad, en el año natural, no superen el
Salario Mínimo Interprofesional; y es la que ha dado lugar a la consulta con la
que iniciábamos este Comentario.
Así,
la Sentencia del Tribunal Supremo de 29 de Octubre de 1997,
referida a la necesidad de los subagentes de seguros de causar alta en el RETA,
señalaba que el "El criterio del montante de la retribución es apto
para apreciar el requisito de la habitualidad." Sin embargo, la
propia sentencia señala también que para precisar la habitualidad sería más
exacto en principio recurrir a módulos temporales que a módulos retributivos,
pero que, por criterios de mayor facilidad probatoria, los órganos
jurisdiccionales se han inclinado a aceptar como indicio de habitualidad al
montante de la retribución; cuando no haya otros medios de prueba directos.
Además,
y como veremos más adelante en otros casos, la sentencia citada recurre a la
retribución como criterio teniendo en cuenta las especiales características de
la actividad analizada; con lo que el criterio económico puede ser relevante en
unas profesiones, pero no en otras.
En
el mismo sentido se ha pronunciado también la jurisprudencia respecto de los
vendedores ambulantes en mercadillos (STS de 20 de Marzo de 2007), señalando que, al igual que en
el caso anterior, a falta de otros elementos de prueba, si los rendimientos de
la actividad no superan el SMI, ello constituye un indicio de que no se cumple
el requisito de la habitualidad y, por tanto, no habría obligación de causar
alta en el RETA.
Pero,
frente a esta interpretación, y como ya hemos avanzado, está la de la
Administración.
La
TGSS y la Inspección de Trabajo entienden que, como hemos señalado al
principio, la normativa exige obligatoriamente causar alta en el RETA si se
ejerce una actividad económica lucrativa por cuenta propia; sin establecerse
ningún límite mínimo de ingresos.
Y
en cuanto a la cuestión de la habitualidad, señalan que los ingresos de
proporcione la actividad no son, por sí solos, un criterio para determinar si
la actividad se ejerce de forma habitual; ya que tan habitual es una dedicación
a la actividad de 40 horas a la semana como de 2 horas semanales; poniéndose
frecuentemente el ejemplo de que se considera actividad habitual la de aquel
que imparte clase dos horas a la semana, porque se repite de forma asidua o
periódica; y ello con independencia de los ingresos que dicha actividad le
repercuta.
Y,
sin embargo, desde esta perspectiva, cuestión distinta sería la situación de
los freelance o personas que realizan una actividad económica de forma puntual
y aislada en el tiempo.
La
conclusión que se puede extraer es que la
Administración somete a examen cada caso concreto discutiendo si la actividad
se ejerce o no con habitualidad; y dejando al margen la cuestión de los
rendimientos que genere.
Y
por parte del trabajador, si la TGSS o la Inspección de Trabajo exigen el alta
y la regularización de la situación, éste tendrá que valorar si procede a darse
de alta, acatando el criterio administrativo, o si recurre la decisión ante los
Tribunales, amparándose en las sentencias que se han dictado al respecto.
En
resumen, al no existir una norma clara, cada Administración de la TGSS y cada
Delegación de la Inspección de Trabajo sigue un criterio. Existen casos en los
que, efectivamente, se aplican los indicios jurisprudenciales sobre la
habitualidad, y también existen casos en los que la Administración exige el alta
y la regularización de cuotas atrasadas y, además, impone la sanción oportuna,
que se considera grave y que puede implicar una multa de hasta 6.250 euros.
Y
si a ello añadimos, como hemos avanzado, las características concretas de cada
actividad o profesión, nos encontramos con una enorme casuística; con lo que
resulta complicado obtener criterios claros; pues las sentencias dictadas hasta
ahora suelen atender a la actividad o profesión sometida a litigio y, por esa
razón, muchas veces sus consideraciones no son aplicables a otra actividad.
Aun
así, y con la idea de facilitar a nuestros usuarios argumentos para valorar si
darse o no de alta o, en su caso, si pleitear o no con la Seguridad Social,
transcribimos las referencias de algunas sentencias dictadas en esta cuestión.
Las
STSS de 29 de octubre de 1997, 17 de Junio de 2002, 23 de septiembre de 2002 y
13 de diciembre de 2004 se refieren al ya mencionado colectivo de subagentes de
seguros y admiten como indicio de habitualidad la superación del SMI (En la
misma línea otras muchas como las SSTS de 12 de Junio, 28 de Junio y 4 de Julio
de 2001, 9 de Diciembre de 2003 y 29 de Junio de 2004, todas sobre subagentes
de seguros).
La Sentencia del Tribunal Supremo de 20 de Marzo de 2007,
respecto de los vendedores ambulantes, que también admite el criterio de la
superación del SMI como indicio de habitualidad. Deriva de una Sentencia del
TSJ de Castilla-La Mancha, de 25 de septiembre de 2005, que da la razón al
trabajador y declara procedente su baja en el régimen de autónomos.
La Sentencia del TS, Sala 3ª, de 3 de Mayo de 1999 se
refiere a los titulares de establecimiento abiertos al público y señala que,
salvo prueba en contrario, todos los titulares de establecimientos abiertos al
público, son trabajadores por cuenta propia o autónomos, y por lo tanto, reúnen
el requisito de habitualidad y deberán ser incluidos de forma obligatoria en el
RETA; añadiendo que el mero hecho de estar en alta en el IAE no denota
habitualidad si no ha habido actividad.
Y
a nivel de Tribunales Superiores de Justicia, también ha habido
pronunciamientos interesantes que merece la pena resaltar.
Por
ejemplo la STSJ de Castilla León (Burgos), de 11 de Noviembre de 2003,
referida al titular de una explotación de engorde y cría de ganado vacuno; o la
Sentencia, del mismo tribunal, de 11 de Septiembre de 2002, sobre una psicóloga
que trabaja por su cuenta y también para la Administración.
Finalmente,
las Sentencias del TSJ de Castilla León de 27 de Mayo de 1997 y
del TSJ de Castilla-La Mancha de 19 de Junio de 2000 fijan
como criterio el hecho de que la actividad desarrollada constituya un medio de
vida, que llevará aparejada la inclusión en el RETA, o que, por el contrario,
se trate de una actividad complementaria o marginal, que no implicará dicha
obligación de alta.
Fuente: Antonio Millán, Departamento Laboral de Supercontable.com
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